La tendinitis es una enfermedad que afecta a los tendones, las estructuras fibrosas que unen los músculos a los huesos. Se caracteriza por la inflamación y el dolor en la zona afectada, lo que puede limitar la movilidad y causar molestias en las actividades diarias. Esta afección puede afectar a cualquier tendón del cuerpo, pero es más común en los tendones de los hombros, codos, muñecas, rodillas y tobillos. La tendinitis puede ser aguda o crónica, y su aparición está relacionada con el uso excesivo de los tendones, lesiones traumáticas o enfermedades sistémicas como la artritis.
Síntomas de la enfermedad
Los síntomas de la tendinitis pueden variar dependiendo de la zona afectada, pero generalmente incluyen dolor, sensibilidad y rigidez en la articulación. El dolor puede empeorar con el movimiento o la actividad física, y puede ser más intenso por la noche. También es común la inflamación en la zona afectada, lo que puede causar hinchazón y enrojecimiento. En algunos casos, la tendinitis puede causar debilidad muscular y dificultad para mover la articulación afectada.
Diagnóstico de la enfermedad
El diagnóstico de la tendinitis se basa en la evaluación de los síntomas del paciente y en la realización de pruebas físicas. El médico puede realizar una palpación de la zona afectada para identificar la sensibilidad y la inflamación. Además, puede solicitar pruebas de imagen como radiografías, ecografías o resonancias magnéticas para descartar otras lesiones y evaluar el estado de los tendones. En algunos casos, puede ser necesario realizar una aspiración del líquido sinovial para analizarlo en el laboratorio y descartar infecciones o enfermedades inflamatorias.
Tratamiento de la enfermedad
El tratamiento de la tendinitis se basa en aliviar el dolor, reducir la inflamación y promover la recuperación de los tendones. En la mayoría de los casos, se recomienda el reposo de la articulación afectada para evitar el uso excesivo de los tendones y permitir su recuperación. Además, se pueden utilizar medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) para reducir el dolor y la inflamación. En casos más graves, puede ser necesario el uso de férulas, vendajes o inmovilizadores para limitar el movimiento de la articulación y favorecer la cicatrización de los tendones.
Además del reposo y la medicación, se pueden utilizar otras terapias para el tratamiento de la tendinitis. La fisioterapia puede ser útil para fortalecer los músculos y mejorar la movilidad de la articulación afectada. También se pueden realizar técnicas de terapia manual como masajes, estiramientos y movilizaciones articulares para aliviar el dolor y mejorar la función de los tendones. En casos más graves o crónicos, puede ser necesario recurrir a la cirugía para reparar los tendones dañados.